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Es curioso lo que puedes hacer hoy en día con un móvil 3G o con un netbook con banda ancha. A mí, desde luego, me resulta indispensable para trabajar cuando voy en tren. No solo puedo leer los periódicos o los blogs que me interesan, sino que también puedo ir preparando presentaciones o leyendo y contestando correo.
Pero el otro día hice la prueba de fuego: conecté el portátil al Nokia E66 vía Bluetooth, lancé la conexión de Movistar, y me conecté mediante VPN con el escritorio remoto de un PC del curro para revisar unas diapositivas. Iba poco fluido, claro, pero es algo que hace un par de años sonaba a ciencia ficción. Y no me imagino a mi padre haciendo todo eso para acceder a fotos de sus nietos o sus zarzuelas. Por eso hay todavía mucho que hacer...
Porque está claro que la tecnología existe, y funciona, pero hay que recorrer aún mucho camino para que sea fácil de usar, aunque el iPhone, Android y demás están enseñándonos cómo hacerlo. Y la receta es clara: interfaz sencillo, táctil y almacenamiento en red. Las características hardware no importan: el que se usen intuitivamente es lo que se valora.
Por cierto: éste es mi primer post desde el iPhone, escrito en un tren en marcha a 200 kms por hora. Es genial!
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